No pudo ser. Se perdió en la final contra un gran equipo como el Montessori A. Pero tuvieron que sudar la camiseta. No les resultó fácil.

Temprana hora la del partido: 9:30h, y en Aluche, lejos de nuestro barrio. A esa hora y lugar comenzaron los nuestros la pelea por un primer puesto en el campeonato inter-distritos de Madrid. Algunos nervios en el ambiente, la afición más nerviosa si cabe que los propios jugadores. Una pancarta del Villa en las gradas, gritos de "Villa Vallecas", las primeras fotos (a los padres), ya calentando gargantas. Y balón al aire.

Los primeros compases no fueron mal. Canastas alternativas y el marcador sin definirse. Pero se empiezan a vislumbrar los jugadores destacados del Montessori. Varios de ellos nos sorprenden con técnicas de manejo de balón depuradas y penetraciones de gran belleza. Contestadas, como no, con otras jugadas de los nuestros, practicando el juego en equipo. Se abre una pequeña brecha en el marcador: seis, siete puntos. Pero se aguanta. El Villa no se queda corto y sabe anotar también. Muchos cambios en el Montessori, un banquillo largo el que presentan y ahi empezamos a ver la primera gran diferencia: se están cansando menos que nosotros, nuestro escasos ocho jugadores (malditas lesiones) tienen que esforzarse más. En la mitad del partido, solo seis puntos de diferencia nos separaban del primer puesto, pero amargas sensaciones flotaban en la pista. No era el mejor día de los de azul.

Y así fue, el tercer cuarto nos mató. Se rompió el partido, y el vendaval Montessori nos ofreció buenos contrataques y defensas duras que nos hacían perder el balón. Una tras otra las canastas entraban en nuestro aro y no hubo forma de pararlo, ni tiempo muerto, ni cambios pudieron hacer nada. Veinte puntos de diferencia que pesaban ya como una losa y las caras de los vallecanos mostraban claramente el desánimo. Así que, o había reacción, o aquello podía ser una escabechina. Y el último cuarto recibió un empujón del Villa, sufrido luchador que también sabe jugar con el marcador en contra y, a base de triples estratosféricos y defensa, mucha defensa, hacía disminuir la desventaja hasta los quince puntos finales. Al menos, quedaba la honra de ganar un cuarto al campeón.

Ahi se acabó. El alevín rojo del Villa de Vallecas, subcampeón de Madrid. Y aunque los sentimientos no eran de alegría tampoco hubo lágrimas, ni reproches, ni resentimiento, era en sí mismo un premio estar allí. Era un logro nunca antes conseguido en categoría alevín por el Club. Un equipo que termina su andadura por alevín (de forma tan exitosa, con campeonatos municipales y copas ganados) y que el año que viene se separa en chicos y chicas, se deshace para luchar con más dificultad, seguro, en la categoría infantil, pero con más ganas y disfrutando como siempre del baloncesto.

¡Suerte en el futuro y gracias por vuestro baloncesto!